lunes, 2 de marzo de 2015

EL DÍA QUE ME ENTREGAN MI CASA: COMIENZA EL MARTIRIO

Mediados de Octubre de 2013. Nervios a flor de piel pero muy ilusionados. Tanto mi esposa como yo nos cogemos el día libre en nuestros respectivos trabajos para ir con tranquilidad al Notario.

Allí nos atiende el Notario, acompañados de un empleado de banca de verborrea fácil e incontenida. Con retraso se presenta el representante de Newar para entregarnos las llaves. Hablo concretamente de José María Urbistondo.

Es aquí cuando ya comienzo a comprobar quiénes van a ser mis compañeros de viaje, los que me van a joder la vida durante meses. Firmamos y José María Urbistondo me hace entrega de las llaves, tirándolas encima de la mesa. No nos dio ni una mísera explicación sobre contratos, suministros, etc... Zanjó la reunión diciendo que todo venía en la documentación. En mi vida he visto una chulería tan cutre y barata como la de este individuo.



Sin lugar a dudas, Urbistondo es una de las personas más desagradables que me he encontrado en esta película de miedo. Sueltas un dineral por una casa y él a cambio no soltó ni un gramo de empatía (y no digo simpatía).

Con nuestras llaves, nos fuimos a comer para celebrarlo y a ver la casa que tanto tiempo llevábamos esperando ver. Era el punto de inflexión de nuestras ilusiones.

La ilusión y alegría desapareció en cuanto pusimos el primer pie en la vivienda. ¿Qué clase de gente había trabajado allí? ¿Qué control se había realizado sobre la obra?

Comienza el martirio...

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